“Mi tarea es reducir su aflicción. “Narayana es el doctor que destruye la enfermedad” (Vaidyo Narayano Harin), declaran los Vedas, de modo que éste es el trabajo que haré. El doctor es quien hace la operación quirúrgica más importante, o la tarea principal de diagnosticar y prescribir. El resto es hecho por las enfermeras. Dondequiera que estén, aun en el rincón más alejado, si cumplen de buena gana con el deber que les confío, estaré con ustedes, a su lado, no lo duden, estoy en su corazón todo el tiempo. Bajo mi invisible supervisión y guía deben servirlos y aliviar sus dolores y problemas.”
“Saben que hoy es un festival sagrado en Prashanti Nilayam y que miles se han reunido aquí para participar en él. La mayoría de ellos han venido con un fardo de dolor que esperan poder descargar aquí; muchos están orando por el alivio de sus males físicos o mentales; algunos están agobiados por el peso de la miseria. La mayoría tiene algún dolor u otro, alguna pérdida u otra, para lo cual ansía alivio. Mi tarea es reducir su aflicción. “Narayana (Dios) es el doctor que destruye la enfermedad” (Vaidyo Narayano harin), declaran los Vedas, de modo que éste es el trabajo que haré.
El doctor es quien hace la operación quirúrgica más importante, o la tarea principal de diagnosticar y prescribir. El resto es hecho por las enfermeras, ¿no es así? Atienden a los pacientes con amabilidad y consideración, cuidan de su alimento, su temperatura, sus movimientos, y con amoroso cuidado ayudan a la recuperación. Es ésta la clase de servicio que yo les estoy asignando a ustedes hoy. Si fallan en sus deberes con estos pacientes, si no siguen estrictamente las instrucciones del doctor y atienden a sus necesidades tal como se indicó, estarán complicando el trabajo y causando un gran daño.
La inmortalidad no puede alcanzarse por medio de los rituales, el linaje o la riqueza, sino únicamente por medio del sacrificio y la renunciación. Ésta es la declaración de los Vedas. El servicio, en el que ustedes se están iniciando, es el primer paso en el adiestramiento para este sacrificio. El servicio es la más alta práctica espiritual, pues Dios mismo toma forma humana y viene a servir a la humanidad y a llevarla a los ideales que ha ignorado. Por lo tanto, consideren, ¡cuán complacido estará Dios cuando el hombre sirve al hombre!
Dondequiera que estén, aun en el rincón más alejado, si cumplen de buena gana con el deber que les confío, estaré con ustedes, a su lado, no lo duden, estoy en su corazón todo el tiempo.
La vida es corta, y puede terminar en cualquier momento. El cuerpo puede caer y liberarlos sin previo aviso. Por eso, mientras puedan deben dedicar su corazón a Dios, quien se lo ha dado. Su corazón es su testigo; pregúntenle si han obedecido las instrucciones del Señor. Mil personas pueden jurar que ustedes no lo han hecho, pero si su conciencia afirma que sí, no deben tener miedo.
Sirvan a Dios sirviendo a los que buscan a Dios. El Señor aprecia este servicio por encima de todo. El principal resultado del servicio es la eliminación del egoísmo.
Suradas dijo: “El Señor no necesita mis servicios; Él lo tiene todo. Él tiene muchos devotos más eficientes que yo. Pero éstos, sus devotos, están afligidos; necesitan cuidado; los serviré y así me elevaré”.
Sirvan a los demás no con el sentimiento de que son otros, sino con la actitud de adoración que ustedes reservan a Dios. Un solo acto de servicio ofrecido al Dios que ustedes ven en otro vale por todos los años de anhelo por Dios.
Pueden preguntar: “Swami, cuando uno encuentra a una persona que se comporta mal, viciosamente, ¿cómo podemos amarla?, ¿cómo podemos reverenciarla?, ¿qué quieres que hagamos?” En tal situación, consideren una cosa: ¿quién es el que comete qué mal?, ¿qué es lo que impulsó el acto?, ¿quién hizo la acción? El cuerpo. ¿Qué impulsó al cuerpo? La mente. ¿Por qué fue obligado a hacerlo? Debido a la influencia de su karma, el efecto acumulativo de sus actividades y actitudes durante muchas vidas en el pasado. El Alma en él no está apegada a ninguna acción o motivo. Esa Alma es divina; ámenla, reveréncienla. Ésa es mi respuesta.
¿Por qué deben poner atención a sus faltas y vicios? Su deber es servir, no buscar faltas. Sirvan con todo su corazón, con un amor puro y sin mácula. Bajo mi invisible supervisión y guía deben servirlos y aliviar sus dolores y problemas.
Hablen dulce y suavemente a los que sufren de dolor y aflicción. Cuando una persona sufre de fiebre, acérquense a ella y pregúntenle agradable y consoladoramente: “¿Qué le sucede? ¿Dónde le duele? ¿Qué le puedo traer? ¿Le puedo traer alguna medicina o debo llamar al médico? No se preocupe, nos ocuparemos de usted”. Entonces, esas palabras tan llenas de amor reducirán el sufrimiento. Llenos de gratitud dirán para sus adentros: “¡Oh, qué ternura, qué bondad! Benditos son los padres que pueden llamar á éstos «mis hijos»” y los bendecirán desde el fondo de sus corazones. “Ni aun en casa la gente nos trata tan amorosamente”, confesarán. Ése es el fruto que deben esforzarse por alcanzar.
Estén vigilantes para aprovechar todas las oportunidades de servicio que le dan felicidad a Swami. Hablen dulcemente, mantengan la limpieza y sean útiles a los que necesitan servicio. Procuren dar un ejemplo a los demás.
Todos los que se han reunido aquí son sus parientes, sus hermanos y hermanas. No se preocupen por su programa diario de repetición del Nombre, meditación o culto, que quizá tengan que dejar a un lado; ni siquiera por su rutina diaria de alimento, descanso y sueño, que se verá alterada. No estarán perdiendo la oportunidad del cielo si pierden los votos de vigilia y ayuno del Shivaratri. Shiva demostró una vez a Parvati que de los cientos que se bañaban en el Ganges y llevaban el agua sagrada al templo de Vishveshvara, en Kasi, nadie tuvo una gota de compasión por un mendigo que se estaba muriendo en la calle y cuya esposa pedía un vaso de agua para saciar su sed. Un ladrón sí sintió piedad; le dio el agua y se ganó la Gracia del Señor, no así los demás peregrinos, que, ansiosos por los rituales, bañaron la estatua de Vishveshvara con el agua del Ganges murmurando himnos Védicos ese día de Shivaratri.”
Sathya Sai Baba Prashanti Nilayam, 08/3/67