Cada año, el hombre se despide del año anterior y le da la bienvenida al nuevo año. Esto ha estado ocurriendo desde el inicio de la historia del hombre. Pero, ¿cuál es el resultado neto? ¡Solo desesperación y angustia, ansiedad y miedo insano! Esta es una ocasión para indagar y descubrir por qué ha sido así. Todos buscan y se esfuerzan por estar en paz consigo mismos y con la sociedad. El hombre ha tratado de conseguir esta paz acumulando riqueza, lo que le da poder sobre los demás y la capacidad de disponer de ventajas y comodidades. Ha tratado de ascender a posiciones de autoridad e influencia para poder moldear los acontecimientos y que se adapten a sus objetivos y gustos. Pero se ha dado cuenta que ambos caminos están plagados de miedo y que la paz que así se obtiene es susceptible de desaparecer rápidamente y, a veces, de forma violenta. Entonces, ¿cómo puede el hombre lograr la paz? ¡Solo a través del amor! La paz es el fruto del árbol de la vida; sin ella, el árbol es un tocón estéril. El fruto está recubierto de una piel amarga para que el dulce jugo se conserve y sea protegido de los saqueadores. Tienen que quitar la piel antes de saborear la dulzura que hay en su interior y fortalecerse. La gruesa cáscara simboliza las seis pasiones malignas que encierran el corazón amoroso del hombre: la lujuria, la ira, la codicia, el apego, el orgullo y el odio. Aquellos que pueden eliminar la cáscara mediante una disciplina firme y constante, alcanzan la paz que todos desean. Esa paz es eterna, inmutable y abrumadora. Bhagavan Sri Sathya Sai Baba. (Divine Discurso del 1 de enero de 1971).